Después de unos cuantos años implicada en un proyecto, impulsándolo, mimándolo y puliéndolo, he visto como se anteponen intereses que nada tiene que ver con el trabajo bien hecho o con la intención de mejorar lo que ya existía. He visto como todo se venía abajo sin tener en cuenta el trabajo de equipos enteros de buenos profesionales. He observado como las alternativas que nos ofrecían eran poco aceptables, en peores condiciones y sin razón de ser. Poco a poco lo he ido viendo, impotente. He luchado hasta donde me han permitido y hasta un poquito más allá, defendiendo lo que creía que era mejor para todos, los de arriba y los de abajo, incluso hasta el punto de sacrificar mi propio puesto. Pero no ha servido de nada.
Y de repente, una luz al final del túnel. Una nueva oportunidad de ilusionarse, de empezar algo nuevo. La posibilidad de volver a madrugar con ganas [he dicho yo eso??] y de que una sonrisa se dibuje en mi cara desde primera hora de la mañana.
Cuando el corazón se ilusiona parece que el sol brilla más fuerte. Y cuando la ilusión se rompe, por el motivo que sea, una ola de frío siberiano [como la que acabamos de pasar] te inunda por completo. Escalofríos que no puedes evitar. Y empiezas a preguntarte qué es lo que te hace diferente, para que la ilusión no pase de ser una mera quimera. Y te sientes poquita cosa. Y las comisuras de los labios se dibujan hacia abajo.
Y de repente, el teléfono suena, y requieren tu presencia. Y de repente, recibes un mail, de alguien que sin saberlo aunque queriendo, te hace sonreír, y te dice que eres especial y aunque no te lo crees, sientes como el frío se aleja. Y aunque bien sabes que tienes genes de mantis, alguien te recuerda que también tienes parte de estrella de mar, a quien cuando le cortan la patica, es capaz de regenerar una nueva, más fuerte y mejor que la anterior.
Hay temporadas en las que te sientes más gris, sin banda sonora vital. Temporadas en las que por diferentes motivos, te desmoralizas, bajas los brazos, y te rindes.
Y de repente, una mano amiga, casi hermana, te hace llegar un sonido nuevo..y el bucle comienza. Y recibes un guasáp que te propone liberar endorfinas. Y de repente, un plan, una invitación y muchas risas. Y de repente, sientes que la lagartija que normalmente vive dentro de ti, se revuelve, se despierta, y te mete caña.
¡Qué bien! Con lo que tú vales. Me alegro por ti, lagartijilla.
ResponderEliminar"Y de repente…vuelven las ganas. Joder. Ya era hora."
ResponderEliminarSensacional, pequeña. Y que duren mucho, pero mucho mucho.
Esto va por temporadas. Y, de repente, ves que sí que eres muy importante para ellos!
ResponderEliminarEsos "de repentes" son lo mejor de la vida. Y que sigan! ;P
ResponderEliminarLa vida te da sorpresas, sooorrrpresas te da la vida, ay dióh... ;)
ResponderEliminarPS: Te mereces to lo güeno, así que ¡p'alante, como los de Alicante!
Ójala tengas muchos "y de repente". Me alegro un montón por los últimos, por cierto, ¿te sale una patica? ¿a ti? para mí que ya tenías para regalar XD. Un besazo.
ResponderEliminarAsí es la vida, por esos de repentes merece la pena
ResponderEliminarGordi, un beso bonica:)
ResponderEliminarBich, y que vosotras lo veáis:D
Cris, cada día me doy más cuenta que esto es cíclico. Pero en ese tema, tengo un par de asuntos pendientes...
Speedy, y que lo digas;)!
Sil, y con lo que a mi me gustan las sorpresas!! :D
Doctora A. Tanto tú como yo podemos regalar paticas a mansalva jijiji Otro besote para ti!
Apple, esos "de repente" lo valen todo;)