Escapada Navideña II: la estancia en tierra infiel

El primer regalo de Navidad que he recibido ha sido la leche. La LECHE. Padre tuvo este año una revelación.

Resulta que tanto Padre como su marido (sí habéis leído bien, su marido) vamos a llamarlo DR, se encontraron un dinero (sí, habéis vuelto a leer bien) en casa con el que no contaban (nada ilegal, no os vayáis a pensar...) así que decidieron invertirlo en el relax y paz mental que implica huir vilmente de la familia en tiempos navideños. Y me propusieron un viaje a Marrakech el fin de semana de Navidad. Y claro, qué podía hacer yo? Aceptar, of course!!

Hablé con Madre, negocié con ella las vacances, y me dispuse a hacer la maleta.

Y han sido unas Navidades estupendas. Qué buen rollo! Y lo mejor es que me he venido con bastante material para el blog, así que procedo a contaros algunas de mis impresiones:

"Que esté roído por fuera no quiere decir que esté pocho por dentro". Y esto lo he comprobado varias veces. Quiero decir que puedes ir paseando por una calle por la Medina (dentro de la muralla) que parece que acaba de ser bombardeada, y que se cae a cachos, cruzar un portal y que todo cambie.
Y esto no sólo me pasó cuando fui al Hamman, sino que ha sido una tónica en el viaje.
En una ocasión ibamos por un callejón del Zoco, buscando un Riad que recomendaban en la Guía para comer (uno normalito, tampoco era 5 tenedores) y cuando cruzamos la entrada...."ooooohhhhhh maravilla..." edificio precioso al canto. Cierto que la conservación tampoco era exquisita, pero no lo hacían mal. Para nada. Así que comimos en un semi-palacete, en medio de la Medina, con una paz y una quietud increible.

[Ahora entiendo mejor a Sherezade]

"La vida de los marroquís es de puertas para dentro" Esto nos lo explicó uno de los residentes en el Riad donde nos alojábamos, y lo pudimos comprobar. Resulta que eso precisamente explica el hecho de que la arquitectura árabe sea como es: las paredes son ciegas hacia el exterior y los ventanales dan a patios interiores, cual es el resultado? Que tiene estancias llenas de luz, y aisladas de la ruido de la calle. Lo único "malo" es que vas por las calles como si fueras por un laberinto, porque a parte de las puertas no hay practicamente ninguna ventana/balcón, y eso llama mucho la atención, sobretodo a los occidentales, quienes estamos acostumbrados a que los grandes ventanales sean sinónimos de lujo, comodidad y belleza arquitectónica.
Además, lo que provoca este tipo de estructura es que ni te imagines lo que hay detrás de cada puerta...y eso, no sé a vosotros, pero a mi me llena de morbo y curiosidad..

"Adoro la comida árabe" Esto ya lo sabía, pero con este viaje me reafirmo. Me encanta la Pastela (o Pastilla), el Tagine (de verduras o de pollo con limón confitado y olivas), el Cous-cous, las brochetas de carne y los guisados de cordero con ciruelas.
[Adalias, para.]
Me encanta el picante Harissa, los pimientos y el Hummus. [Adalias, que te pierdes]
Adoro el cilantro y la cúrcuma. Y empiezo a salivar con el olor del guiso en cazuela de barro.



Un tagine de verduras..uhmmmmm



Pastelitos árabes de hojaldre, almendra y miel??? aaahhhhhggggggg

[Adalias, c*ño!!! que te calles]

Sí amigüitos. Me pongo a dieta el 3 de enero, lunes. [Es que a mi el roscón no me gusta, a Díos gracias!!]

"Me he hecho adicta al regateo" Esto no hace falta que lo explique, no?

Sólo diré que ayer por la tarde en el DIA de mi barrio se sucedió la siguiente escena:
Cajero del día: Son 15,54 euros
Adalias: Y si me llevo dos yogures más? me los dejas a la mitad??

¿¿¿???
Que vicio, y que morro que tengo.


"La guía de viaje es imprescindible" Eso claro está, si ninguno de los compañeros de viaje conoce la ciudad. En nuestro caso ha sido todo un acierto. Los sitios que nos recomendaba la guía eran perfectos y un fiel retrato de lo que te prometía en su páginas. Y el hecho de acertar con los sitios de comida/restaurantes, monumentos/museos/sitios de interés (sobre todo cuando vas con el tiempo milimetrado) es aumentar en un 70% la calidad del viaje.
En nuestro caso, si le sumas que los dueños del Riad donde nos quedábamos, que vivían en Marrakech desde hacía 8 años, nos aconsejaron fenomenal...pues ya para qué quieres más!!

Gracias a ellos estuvimos en un restaurante en la cena de despedida, con espectáculo, que era un verdadero lujo. Y encima uno de esos lujos de los que disfruta la gente de allí, porque nosotros eramos los únicos foráneos.

"Allí donde fueres haz lo que vieres". O dicho de otro modo: cumplí mi asignatura pendiente del Hamman. Como comprenderéis, eso se merecía una entrada propia,así que si aún no lo habéis leído y os apetece saber que me pasó, sólo tenéis que pinchar aquí.

"No hace falta que estés en casa en Nochebuena, lo importante es que estés con la gente que te quiere" Y esto lo dejaré para una tercera entrega, porque la cena de Nochebuena en el Riad, también merece una entrada propia.

Eso sí, dejadme que acabe con un mini-homenaje a mi progenitor, que no me ha parido [ni falta que le hace] pero que me quiere [y yo a él] de manera incondicional.

Padre, ya no tengo 10 años, sabes que estás fiestas no me hacen especial ilusión, y aunque sé que probablemente nunca leas esto...gracias por hacer que la Navidad siga siendo especial. Que te quiero mucho.

PS Y gracias también a DR por estar ahí al lado de Padre y del mío también. Lof u.