viernes, 17 de septiembre de 2010

Mieditis aguda.

Las cuestiones del corazón son complicadas. Eso lo sabemos todos. Muchos de los problemas que nos llegan de la mano del amor dependen de la persona con la que te encuentras en frente (como dicen mis bloggeras favoritas en quédate a dormir con “los chungos de nuestra vida”), pero mi círculo y en concreto mis amigas, siempre me repiten que el 75% depende de la actitud que le pongas, de las veces que lo intentes, y del coraje que le eches.

Mi suerte en el terreno amoroso se parece a las probabilidades de éxito de Betty la Fea en Miss Mundo. Ninguna.

No es cuestión de ahondar en las heridas, pero digamos que mi trayectoria ha sido bastante mala. Y esta experiencia ha dado un fruto que todavía hoy sufro en silencio como si de una hemorroide mental se tratara: el MIEDO.


Los continuos fracasos sentimentales trajeron consigo un miedo que roza lo enfermizo. Miedo al fracaso. Miedo al rechazo. Miedo a que salga bien. Miedo a perder mi libertad. Miedo a no ser suficiente. Miedo a dar el paso. Miedo, miedo y más miedo

Con el tiempo me di cuenta de no era la única que sentía miedo, qué va! Somos muchos miedosos y cobardicas los que nos escondemos tras máscaras de seguridad y firmeza.

Pero.. ¿Cuáles son los tipos de miedo con los que nos podemos encontrar? Hay va una muestra que he comprobado con mi experiencia y con la de la gente que me rodea:

El miedo a lanzarse. Normalmente este tipo de miedo es mayoritario entre las féminas. Normalmente digo, porque a estas alturas he visto de todo... incluida en servidora.

Este miedo suele venir provocado por un miedo al rechazo, una inseguridad patológica o una timidez extrema... y ese miedo hace que se te paralice el cuerpo y que no hagas nada de nada frente a la persona que te interesa. Nada de nada o todo lo contrario: te vuelves tremendamente frío e indiferente, casi casi despectivo y borde (y en ocasiones, no tan casi). Con esa actitud, puedes conseguir dos cosas en el caso de que le intereses: que pase de ti porque crea que no tiene ninguna posibilidad, o que pase de ti porque crea que eres borde y antipático.

Resultado? El esperado: pasa de ti. (“Ves!! Ves como tenía razón!! Pasa de mi!”) Chica, con esa actitud, no me extraña.

El miedo a empezar. Este tipo de miedo suele darse más en el género masculino. Y (repitiéndome) normalmente digo, porque también en este caso he visto de todo…incluida en servidora (ainns).

Una vez lanzados a la piscina, y metidos en el asunto (vamos, una vez nos hemos liado o frinkado a placer), viene esa terrorífica pregunta: ¿Y ahora qué?

Pues ahora quedan (simplificando mucho) dos alternativas: que todo quede en un rollete, o bien de una noche o bien como un “fijo-discontinuo”, porque ambas partes lo consideren así (aunque en la práctica siempre hay uno que quiere más..) o que se plantee el tema como el principio de algo.

Ese es el punto. El principio. Empezar. Pánico. Horror. Terror. Y vértigo, mucho vértigo, porque en este punto lo que se le pasa por la cabeza al miedoso o miedosa es: “Renunciar a TODO tu tiempo para ti, renunciar a tomar tú solo las decisiones, renunciar a tu espacio, renunciar a tu libertad..”

Todos estos pensamientos negativos hacen que esa persona que hasta hace nada te parecía tremendamente atractiva y excitante, ahora se asemeje más a una especie de monstruo posesivo y chupóptero que te encarcelará de por vida.

De tal forma que el miedo, en estos casos, te hace auto-convencerte de que, verdaderamente, esa persona no te gusta tanto, y que no merece la pena “renunciar”.

Resultado? Sales corriendo cual correcaminos de la Warner. Silueta incluida.


El problema aparece cuando caes en la cuenta de que quien realmente ha decidido por ti es el miedo. Empiezas a plantearte si en verdad “empezar” significa “renunciar” y comienzas a pensar que puede merecer la pena, al menos, intentarlo.

Aunque por desgracia, normalmente uno se suele dar cuenta demasiado tarde. Lástima.

El miedo a implicarse. Este tipo de miedo, aunque dicen que es también típicamente masculino, yo lo he visto por igual…incluido en servidora (doble ainns)

Una vez metidos en el ajo, una vez se tira pa’lante y mientras se vive el presente, aunque sea con pequeños movimientos de codo de playmobil, toca implicarse, mirar hacia el futuro, y pensar en una vida en pareja. Y con cierta edad, convivencia (boda en su caso), hijos…

MIEDOOO!! Terror elevado a la enésima potencia, Pánico agudo y en algunos casos urticaria grave. Aquí no hay vértigo, hay caída libre y sin paracaídas.

Resultado? Pueden pasar tres cosas (simplificando mucho):

Una. Que se mande todo a paseo porque gana el miedo. O porque realmente es el miedo el que nos hace darnos cuenta de que no queremos esto, o al menos, no en este momento.

Dos. Superar el miedo gracias a grandes dosis de amor. (oooooohhhhhhh!!!!)

Y tres. Tirar pa’lante porque hay un miedo mayor al miedo a implicarse…

El miedo a romper. Este tipo de miedo también puede considerarse unisex…incluido en servidora (triple ainns)

Este miedo suele tener su origen en el miedo a la soledad, el miedo a los cambios y el gusto por la inercia y la rutina adquirida, todo ello unido al cariño que ha nacido hacia la pareja.

En la opinión de mi grupo de amigos, es el más difícil de superar.

Darse cuenta de que realmente ya no quieres a tu pareja, y tener el valor de “tirar” por la borda lo conseguido…ufff difícil decisión.


Resultado? Virgencita que me quede como estoy, que mejor malo conocido que bueno por conocer. (siempre me he planteado si este refrán es bueno o no, porque sinceramente yo prefiero lo bueno por conocer..siempre y cuando llegue, claro!)

En definitiva, creo que todos en algún momento habremos sentido un miedo parecido a los que he mencionado…incluida servidora (ya no me quedan más ainns..)

Pero como mi querida Dra. B me dijo en una ocasión, que “esos miedos no se conviertan en un miedo a vivir”.


Por eso, el año pasado decidí que ya está bien de miedos (Un “se acabó” tipo María Jiménez) y que le iba a echar ganas, huevos, harina y lo que hiciera falta. Así que espero hacer un pastel rico rico. Lo que no sé es si alguien se lo comerá.

Yo no, desde luego…es que me da miedo.

4 comentarios:

  1. Lo has descrito todo muy bien...

    Yo me siento más identificada con el "Miedo a que salga bien"...¿Y si sale bien? Dejo todo, cambia mi vida... cambian mis costumbres... cambian mis hobbies... paso de joven-post-adolescente a... ¿mujer? ¿señora?
    ¿La relación con mi entorno será igual?

    Miedo a los cambios...

    Mieditis aguditis...

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  2. Mirage Masala,ánimo con tu miedo!! que por otro lado, es el peor miedo de todos...el miedo al futuro!!

    Y seguro que el tuyo será maravilloso:D

    Y de paso, me aplicaré mi propio consejo! jajaja

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  3. http://www.youtube.com/watch?v=vvPItIQL_b8

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  4. Interesante letra 11;)
    Gracias y bienvenida:)

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Y tú, qué te cuentas??