Este primer post se lo dedico a todas aquellas personas que han estado cerca de mí, animándome y aguantándome, en estos primeros momentos sin tabaco. Perdón por mi irritabilidad y gracias por estar ahí.
“Su tabaco, gracias”. Esa frase ha sido una de las pocas que he escuchado durante más de la mitad de mi vida, durante todos los días.
Si.
Eso mismo que estáis pensando.
Hola, me llamo Adalias y soy fumadora.
Bueno…era. Porque hace aproximadamente 45 días (44 días y 3 horas para ser exactos), que decidí que me fumaba el último cigarrillo y que ahora tocaba fumarse la vida.
No es la primera vez que decido dejar de fumar. Es la tercera (el tercer intento serio quiero decir).
La primera vez lo dejé porque a mi novio de entonces no le gustaba. Él era bastante deportista y no fumaba (excepto algún cigarrillo esporádico las noches de copas y celebraciones al uso). Me costó Dios y ayuda dejarlo, pero lo hice. Estuve 9 meses limpia.
Volví a fumar cuando rompimos. De hecho, y sin ser exagerada, 10 minutos después de cortar nuestra relación me fumé un cigarro que me supo a gloria bendita.
De ese primer intento la moraleja que extraje fue: “tienes que dejarlo por ti mismo, y no por los demás”.
La segunda vez lo dejé por mí, durante mi época de opositora. En ese afán mío por controlarlo todo, decidí que mi vicio maloliente era de las pocas cosas controlables que estaban a mi alcance. Me volvió a costar Díos y ayuda, pero también lo dejé. Estuve año y medio sin fumar.
El problema vino cuando aprobé, y volví a pisar la calle. La calle y los bares. La Noche me perdió. Y yo volví fumar.
La moraleja de ese segundo intento fue: …… Ains…. “siempre voy a tener ganas de fumar”. ( y más con una copa en la mano, y dos en el estómago)
Y aquí estoy con el tercer intento.
Ahora, lo he decidido por mí, por mi salud, y por mi bolsillo. Por mi bolsillo está claro, los casi 4 euros del paquete de tabaco que yo fumaba, hacían que anualmente 1278 euros se fueran al vicio….1278 euros!!!!! Sin comentarios. Y por mi salud, también está claro..mis pulmones me lo agradecerán. Mis pulmones, mi garganta, mi pelo, uñas y piel, mi voz, mi olor y mi aliento (y como consecuencia también lo agradecerá alguna que otra persona).
Esta vez estoy haciéndolo con cabeza.
Previendo que uno de mis problemas es la ansiedad que me produce la imposibilidad de darle al fumeque, consulté con el médico sobre los medicamentos de apoyo que hay en el mercado, y me decidí (con el beneplácito facultativo, claro está) por uno de ellos.
Ahí comenzó el maravilloso mundo de los efectos secundarios de las pastillas. Cuando uno se lee el prospecto, no sabe si tomárselas o tomarse directamente un chupito de arsénico, tirarse por el puente más cercano. Realmente sería más rápido.
Las pastillas en cuestión tenían, sobre todo, dos efectos secundarios que me llamaron la atención: por un lado, podían ocasionar dolores gastrointestinales, y por otro lado, depresión y comportamiento suicida.
Vamos, que o me voy por la patilla, o me corto las venas…eso sí, sin fumar.
Afortunadamente, no fueron ninguno de esos dos efectos los que me tocaron a mí. A mí me han tocado otros más normalitos: insomnio y positivismo vital.
Desde que dejé de fumar, paso las noches ojiplática, viendo las series que tenía acumuladas, leyendo los libros que hacían cola en mi mesilla de noche y jugando con mi gato, que al igual que yo, se activa por la noche…
El otro efecto secundario no es tan malo, al contrario, es coj*nudo!! Estas pastillas, al actuar directamente sobre mis neuronas, y tener el efecto ansiolítico que mi mente necesita tras arrebatarle la nicotina, han provocado que todo me lo tome bien, que esté siempre contenta y con un optimismo, en ocasiones, exagerado. Parece que me han inyectado "felicidina" en vena
En ocasiones veo “Disney”.
Da miedo.
Y risa. Mucha.
A pesar de todo, tengo que reconocer que las pastillas me están ayudando bastante, ya que hay que empezar a tomárselas cuando aún se está fumando, por lo que a medida que pasan los días, el olor y el sabor del cigarro, dejan de causarte ese placer que a todo fumador hace que se nos ponga los ojos en blanco, con lo cual, apagas el cigarro, con cara de asco, sin haber llegado al ecuador del pitillo.
En definitiva: el mono/ansiedad físico, parecía que iba a ser superado sin problemas.
Por otro lado está el mono psíquico y los cambios de humos…ese es otro cantar. Aunque también noto que es mucho menor en comparación con los otros dos intentos. En este caso, he tenido una semana mala, una semana en la que he intentado ser mejor de lo que soy normalmente, y aún así no he podido evitar un par de brotes psicóticos en el trabajo y la confirmación por parte de mis jefes de que esa primera semana he estado “un poco más sensible”.
Ainns.
Pero bueno, lo peor ya pasó, y ahora me considero una ex fumadora. En proceso de consolidación, de acuerdo. Pero ex fumadora al fin y al cabo.
Solo espero que pasen cuanto antes estos primeros meses sin tabaco, terminar el tratamiento y volver a mi estado de ánimo “normal”, sin que los efectos secundarios hayan hecho mucha mella en mi (aunque ya he asumido que el tic “me-palpita-el-ojo-de manera-compulsiva” formará parte de mi irremediablemente)
Y cambiando de tema….alguien sabe como desengancharse de los chupa-chups?
Jo.
PD Por cierto, sed bienvenidos! Espero que el blog al menos os divierta, y que sea de doble dirección. Soy Adalias. Ex fumadora. Encantada.
¡Por fin te has decidido! Genial. Mucha suerte con el blog y ánimo con el ex-vicio.
ResponderEliminarhola Adalias, ojiplática o de ojo palpitante, percibo que ésta tercera es tu definitiva y tu descriptiva experiencia me anima a entrar por el mismo laberinto sin tener que recurrir al vaso chupito de arsénico;gracias porque me he reído mucho.
ResponderEliminarGracias Misia! Me animaste a ambas cosas, tanto al blog como a dejar de fumar!
ResponderEliminarAnónimo, te animo 100% a que dejes el vicio y me alegro de que te hayas reído o de que al menos mi historia te haya ayudado un poco!
“Ya os contaré“ como sigue la lucha!
Yo dejé de fumar aprovechando un cambio de trabajo hace dos años y medio... reduje a un cigarrillo al día después de comer y cuando se acabó el paquete (era tabaco de liar) se terminó el vicio. Me habré fumado unos 7 y 8 cigarros en ocasiones especiales en que me entra morriña, pero los termino y no necesito volver a fumar.
ResponderEliminarÁnimo, verás que puedes... y sigue con el blog!
Gato..Ufff,no se si seria capaz de fumarme uno sin que le sigan 200 detras... creo que estas en un nivel superior.
ResponderEliminarY gracias por pasarte por aqui, es un honor;)
De momento, son ya casi 3 meses :D